lunes, 12 de septiembre de 2016

Necrópolis de humanoides


     Tras pasar una mala noche, llena de pesadillas y de antiguos recuerdos, tuve la necesidad de ir con  Tutú, mi marido, a visitar el cementerio de humanoides y máquinas. Quería enfrentarme conmigo misma. Debía hacerlo. Aparcamos el turbo y salí sola a caminar por aquel inerte paisaje. Un cartel negro, anunciaba con letras rojas: 

"Necrópolis de humanoides"

     Los monumentos fúnebres eran los propios cadáveres-máquina, roñosos y deformados por la humedad y el paso de estos diez felices años, hasta que desde el tenebroso mundo del inconsciente, un alarmante pensamiento me había revelado la verdad. Impotente entre las estatuas, rodeada por un fino césped comencé a llorar. Saqué el pañuelo y me sequé las lágrimas, entonces fue cuando lo vi. Un humanoide de un metro ochenta, bastante más bajo que yo, sostenía en su mano unas hojas de papel impermeable, algo quemadas.

     Fui hacia él y las intenté coger, pero no podía sin romperlas, estaban sujetas con fuerza. Abrí en su pecho un panel y quedaron al descubierto retorcidos cables, empecé a conectarlos. En un rápido acto reflejo, abrió la mano y la cerró. Las cuartillas cayeron al suelo. Volví a desconectar al humanoide, dejándolo como estaba antes. Recogí las hojas y comprobé con asombro que eran mías. Pertenecían al diario que escribí durante once meses cuando tenía quince años.

(1986)

viernes, 19 de agosto de 2016

Cifras

Sabía que llegaría el día
En que te haría
Falta
Escuchar mi voz.

En que te haría
Falta
Yo.

Ese día llegó.

Viendo las
CIFRAS
De tu teléfono
En mi pantalla
Te recordé.

No descolgué.

Detrás estabas tú.

Saboreé
Cada sonido
Hasta que cesó.

Al final he ganado yo.

Si es que alguien
gana o pierde
cuando termina
un amor.

viernes, 13 de mayo de 2016

SERVIR PARA ALGO (Parte1)

Nada más pisar el andén lo vio.
Por suerte, estaba casi al borde, pisando la mismísima raya que prevenía del riesgo de aproximarse tanto a las vías.

Un pitido le avisó de la inminente llegada del tren, así que se acercó.

Haber sido payaso de circo, por fin, le iba a servir para algo.

jueves, 12 de mayo de 2016

CIFRAS

Sabía que llegaría el día
en que te haría falta escuchar mi voz.
Que llegaría el día
en que te haría falta yo.
Ese día llegó.
Perdiste.
Ya no me haces falta tú.
Ya no ansío escuchar tu voz.
Pero si deseo vengarme,
hacerte sentir lo que un día sentí yo,
como si lo habido fuera una canción de reggaeton.
Así que sigo este juego que empezaste y hago una perdida yo.

viernes, 22 de abril de 2016

Dedicado a un mentiroso...

Allá donde estés
estará mi mano
tendida hacia ti
esperando.

Tú decidirás 
si la estrechas
o la apartas,
tuya es la decisión,
mía es la de ofrecerme,
como siempre,
ajena a tu sentimiento, 
inasequible al desaliento,
porque yo llevo mi timón,
y el tuyo 
lo perdiste,
en el naufragio
de la tormenta que provocaste,
consecuencia de tu propia afrenta.

Mientes,
mentir es de infames,
rencorosos y cobardes.
Mentir no consuela, 
aísla
y así estás, 
solo,
acompañado por tu verdad,
ésa que no se aguanta
cuando llegan las acciones
que te delatan.

Me pusiste una trampa
la esquivé,
al perseguirme
tú caiste en ella.

Dices que todo es culpa mía.

Sí, 
lo es 
por apartarme 
y no caer,
por contemplar 
como tu impulso te empujaba
más al fondo
cada vez 
y te arruinaba.

Es triste
pero está claro,
eres mal padre
y peor trampero
y tu maldición es
que yo ya no te quiero.

Allá donde estés
estará mi mano
tendida hacia ti 
esperando.

Tú ya no decidirás 
si la estrechas
o la apartas
porque estoy aguardando el momento, 
de quitarla(*) yo primero.

(*)quitter: abandonar


domingo, 13 de marzo de 2016

Regate

    Aitor metió la ropa de deporte en la mochila con la idea de salir de casa lo antes posible. Quería tomarse un café en el bar antes de entrar al curro. Al fin y al cabo, Elena criticaba cómo hacía él las cosas y sola se las apañaba muy bien. 

     Elena escuchó el silencio y entendió que Aitor pensaba escaquearse una vez más.

     Kike, Ana y Juan estaban terminando su desayuno en la cocina y ella estaba de pies, esperando con una bayeta húmeda para limpiarles la cara. En la entrada, las tres mochilas con sus almuerzos les aguardaban y en su bolso, el volante para recoger los resultados de la biopsia antes de ir al trabajo. Tenía miedo. No sacaba fuerzas para hablarlo con nadie. Ayer se lo había querido contar a Aitor durante la cena, pero él no le había dado opción. El fútbol era siempre lo primero y como los domingos él bañaba a los niños mientras ella planchaba y organizaba la casa para la semana, no había encontrado el momento.

- ¡Dios mío, pero si todo lo hago yo! que va a pasar si algún día falto - pensó.

     Escuchó la voz de Aitor gritando desde la puerta:

- ¡Me voy, cariño! Tengo reunión a primera hora, se me olvidó decirte ayer, lleva tú a los niños.
 
 - Aitor, quédate.

     Pero no se quedó.

viernes, 11 de marzo de 2016

Desayuno

-¡Sandra, se te va a enfriar el desayuno!

     Lola comprimió con violencia la botella de leche y le puso el tapón a rosca para evitar que volviera a entrar el aire y se hinchara de nuevo. La que sí se estaba hinchando, pero de furia, era ella. Tiró el envase al cubo amarillo que tenía bajo el fregadero y se agarró a la encimera, concentrándose en respirar. Tenía que calmarse o acabaría yendo a por Sandra y trayéndola a la cocina agarrada por los pelos. Se imaginó la escena y no pudo evitar sonreír. La sorpresa de la niña iba a ser morrocotuda, porque jamás había tenido un solo gesto de violencia con ella. Respiró. Notaba cómo la tensión le estiraba los nervios y hacía que un hormigueo picante le recorriera todo el cuerpo.

- ¿Decías algo, mamá?

     Sandra estaba somnolienta junto a la puerta de la cocina, descalza y despeinada, con los labios, con esos mismos labios de bebé que había observado tantas, tantísimas veces a lo largo de los últimos once años, con esos mofletes que había besado tantas y tantas más...

- Si la leche está fría, te la vuelvo a calentar, cariño.

miércoles, 9 de marzo de 2016

LA CABINA

Abro los ojos y sigo en la cabina. La luz interior blanca y verdosa refleja mi imagen en los cristales sucios. Enfrente. A mi derecha. A mi izquierda. Y están tan sucios. Yo mismo estoy sudado y desencajado. Veo en mi rostro el dibujo de mi propia calavera observándome. Sárdonica y curiosa. No sé quien soy. ¿Quién era ayer? Antes de entrar en la cabina. Antes de que nadie consiguiera rescatarme. Antes de que ellos me trajeran aquí.

Lo entiendo de golpe. Alguien lo dijo. La llave del reino de los cielos está dentro de cada uno de nosotros. Cierro los ojos y sigo en la cabina. Sé que dentro o fuera da igual. Está claro: soy libre. Hoy sé quién soy.

Oigo una voz.

- Levántate y anda, mi Amor, o llegarás tarde al trabajo.

Todo ha sido un sueño.

Pero yo he despertado en libertad.

Para siempre.

viernes, 4 de marzo de 2016

Tú escoges tus propias batallas y decides qué guerra quieres ganar.

La vida nunca debería resumirse en la lamentación de lo que pudo ser y no fue o
de lo que nunca debió ser y sí fue.


La vida debe ser una experiencia intensa que se resuma en poder volver la vista atrás y
sentir y saber que todo estuvo bien.


Pero conseguirlo es tarea complicada que requiere habilidad.


Y sobre esto, debemos hablar largo y tendido.