viernes, 22 de abril de 2016

Dedicado a un mentiroso...

Allá donde estés
estará mi mano
tendida hacia ti
esperando.

Tú decidirás 
si la estrechas
o la apartas,
tuya es la decisión,
mía es la de ofrecerme,
como siempre,
ajena a tu sentimiento, 
inasequible al desaliento,
porque yo llevo mi timón,
y el tuyo 
lo perdiste,
en el naufragio
de la tormenta que provocaste,
consecuencia de tu propia afrenta.

Mientes,
mentir es de infames,
rencorosos y cobardes.
Mentir no consuela, 
aísla
y así estás, 
solo,
acompañado por tu verdad,
ésa que no se aguanta
cuando llegan las acciones
que te delatan.

Me pusiste una trampa
la esquivé,
al perseguirme
tú caiste en ella.

Dices que todo es culpa mía.

Sí, 
lo es 
por apartarme 
y no caer,
por contemplar 
como tu impulso te empujaba
más al fondo
cada vez 
y te arruinaba.

Es triste
pero está claro,
eres mal padre
y peor trampero
y tu maldición es
que yo ya no te quiero.

Allá donde estés
estará mi mano
tendida hacia ti 
esperando.

Tú ya no decidirás 
si la estrechas
o la apartas
porque estoy aguardando el momento, 
de quitarla(*) yo primero.

(*)quitter: abandonar