miércoles, 9 de marzo de 2016

LA CABINA

Abro los ojos y sigo en la cabina. La luz interior blanca y verdosa refleja mi imagen en los cristales sucios. Enfrente. A mi derecha. A mi izquierda. Y están tan sucios. Yo mismo estoy sudado y desencajado. Veo en mi rostro el dibujo de mi propia calavera observándome. Sárdonica y curiosa. No sé quien soy. ¿Quién era ayer? Antes de entrar en la cabina. Antes de que nadie consiguiera rescatarme. Antes de que ellos me trajeran aquí.

Lo entiendo de golpe. Alguien lo dijo. La llave del reino de los cielos está dentro de cada uno de nosotros. Cierro los ojos y sigo en la cabina. Sé que dentro o fuera da igual. Está claro: soy libre. Hoy sé quién soy.

Oigo una voz.

- Levántate y anda, mi Amor, o llegarás tarde al trabajo.

Todo ha sido un sueño.

Pero yo he despertado en libertad.

Para siempre.

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