viernes, 10 de octubre de 2014

RITUAL

Con la yema de los dedos recorro tu piel. Tersa. Perfumada. Suave.
Mi índice se desliza por tus pequeñas curvas con calma. Estamos solos y el tiempo nos pertenece.
La ventana de la habitación está entrebierta y la brisa de finales de verano se deja sentir entre tú y yo.
Me inclino y aspiro tu esencia, embriagadora, algo agria y algo dulce a la vez.
La luz del sol de la mañana entra a raudales e ilumina las sábanas dibujando aún mejor tus contornos, el tono tostado que tanto me gusta tocar.
Escuchando el tic tac de un reloj perseverante.
Me pongo de pies.
Desnudo.
Te mueves con levedad cuando abandono el lecho.
Abro la pitillera de plata. Tabaco entre mis labios.
Me giro para buscarte. Te sonrío.
Ahí sigues.
Dormido: mi diario de hojas de papel y tapas de cuero.
Mi yo todo entero.
En el hotel Mandarín.

viernes, 3 de octubre de 2014

CÉSAR VALLEJO

Tal vez sea Patricia Vallejo

y ahora

me esté dando cuenta.

Tal vez no sea yo

sino ella.

Sino él, César.

Hermano de sufrimiento.

Padre de esperanzas.

Hijo de destino incierto.

Tal vez

deba redimir a Paco Yunque.

Y acabar con su sufrimiento

que no es sino el nuestro.

Terrible. Enorme. Inmenso.

Quiero volver la cabeza

y no puedo.

Quiero mirar a otro lado.

Impune.

Me lleva a estar aquí.

Junto a él.

A su lado.

De este lado.

Tan áspero.

Tan incómodo.

Tan cruel.

Tan necesario.

De aquí nace un diario.

Imagine

jueves, 2 de octubre de 2014

INDIVISIBLE

Tengo roto el corazón:
me pediste una elección
y elegir no es posible
entre algo indivisible.

Pedías una renuncia
a un principio por despecho.

Sumisa obediencia
al sagaz malabarista,
más no soy equilibrista.
Y caí por la pendiente
a un destino diferente.
Ironía intransigente.

INOCENTE.

¿Caí por la pendiente?
No caí, me empujaste.

Poco tengo en posesión,
nada a dividir en partes.
Sólo tengo mi conciencia.

Y mi principio,
donde iniciaste el precipicio.
¿Por qué lo hiciste?

Yo ya no sé si hoy soy
cobarde o valiente.
Si no acato tu mandato
me tachas de prepotente.

Porque tú no lo entendiste.
Y no logro hacerme oír
cayendo por la pendiente
a un destino diferente.

COHERENTE.

Todo mi ser palpita,
intranquilo, en un vilo.

Te burlaste de mí,
tú de mí te reíste,
no quisiste escucharme
resbalando en la vertiente
a un destino diferente.

RESPETANDO UN PRINCIPIO
ELIJO EL PRECIPICIO.

Tengo roto el corazón:
me pediste una elección
y elegir no es posible
entre algo indivisible.

Adiós, ¿amor?