jueves, 2 de octubre de 2014

INDIVISIBLE

Tengo roto el corazón:
me pediste una elección
y elegir no es posible
entre algo indivisible.

Pedías una renuncia
a un principio por despecho.

Sumisa obediencia
al sagaz malabarista,
más no soy equilibrista.
Y caí por la pendiente
a un destino diferente.
Ironía intransigente.

INOCENTE.

¿Caí por la pendiente?
No caí, me empujaste.

Poco tengo en posesión,
nada a dividir en partes.
Sólo tengo mi conciencia.

Y mi principio,
donde iniciaste el precipicio.
¿Por qué lo hiciste?

Yo ya no sé si hoy soy
cobarde o valiente.
Si no acato tu mandato
me tachas de prepotente.

Porque tú no lo entendiste.
Y no logro hacerme oír
cayendo por la pendiente
a un destino diferente.

COHERENTE.

Todo mi ser palpita,
intranquilo, en un vilo.

Te burlaste de mí,
tú de mí te reíste,
no quisiste escucharme
resbalando en la vertiente
a un destino diferente.

RESPETANDO UN PRINCIPIO
ELIJO EL PRECIPICIO.

Tengo roto el corazón:
me pediste una elección
y elegir no es posible
entre algo indivisible.

Adiós, ¿amor?

No hay comentarios:

Publicar un comentario