domingo, 1 de diciembre de 2013

JESÚS

    Ayer mamá me dijo que cada día estoy más alto y más guapo. Nos sonreímos. Yo añadí que, además, soy fuerte. Muy fuerte. Riendo, la cogí en brazos y corrí con ella hasta el pozo. Cuando llegué allí, la deposité con todo mi amor en el suelo. Nos miramos a los ojos y sonreímos. Me abrazó con fuerza y susurró: "Pase lo que pase, te quiero. Recuerda este momento siempre" Le hice un guiño. Papá me llamó a voces para que fuera a ayudarle con la madera. Volvimos a casa. Riendo.

   Noche. Silencio. Cojo la túnica, el odre(*) de agua y comida para el camino. Salgo con sigilo al patio. Mis padres están fuera. Sentados en el banco de piedra. La sorpresa me paraliza. Papá se acerca a mí y nos abrazamos. Me inclino para que él pueda besarme la frente. Juntos vamos hacia mamá. Me siento junto a ella. Mirando sus ojos azules, le cojo las manos y se las beso. Veo entereza. Siento su Amor.

- Cuídate, Jesús.

   Le sonrío y le hago un guiño. 

   Después me voy.

  Sin mirar atrás.

  Amaneciendo.


(*)ODRE. m. Cuero, generalmente de cabra, que, cosido y empegado por todas partes menos por la correspondiente al cuello del animal, sirve para contener líquidos, como agua, vino o aceite.


Publicado en "Cuentos para sonreír" Editorial Hipálage 2009.
www.hipalage.com

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